lunes, 13 de agosto de 2007

Verdades En Contexto

Las verdades para un amigo, vision de colombia
Verdades En Contexto
Alfonso Carlos Rosales

Marchamos cuesta a bajo en la tormenta política que con ímpetu cada vez más disminuido azota al país desde principio de este 2007 revelador, y superaremos este episodio haciendo uso de la mediocridad acostumbrada del “tachón y sigamos manchando la pared”. Esa actitud por medio de la cual ignoramos la realidad como acto reflejo resultado del instinto de conservación que ha sido “perfeccionado” en nuestro cerebro y corazón a lo largo de la triste historia de la nación colombiana, en la que se nos ha (nos hemos) despreciado como ciudadanos sin derechos, asumiendo esto con impotencia a veces y desden autoinfringido en otras ocasiones. De aquí que seamos incapaces de creer en la posibilidad de contar con un futuro cargado con justicia social y oportunidades honestas que provean las condiciones para el desarrollo digno. Por lo tanto damos por descartada la posibilidad de escoger personas honestas y proactivas que allanen el camino para el sueño de convertir al país en un entorno propicio para que el trabajo de sus ciudadanos le permitan alcanzar las condiciones de dignidad que se merece todo ser humano.
Ahora bien, llover sobre mojado no tiene sentido cuando el tiempo perdido ha sido tanto y el futuro es ahora y no da más espera. El instante actual de nuestra historia presenta oportunidades complejas pero reales, que requieren de nuestra decidida participación. Me refiero a dos coyunturas puntuales: el TLC y la crisis Parapolítica. Ambos fenómenos protagonistas irrefutables de nuestra historia reciente, y eventos cruciales que definirán nuestro futuro.
Por una parte el TLC es un pesadilla para muchos, dada la conciencia de nuestras falencias en infraestructura y preparación.

Ante la carencia de una estructura educacional de calidad, los colombianos hemos aprendido a ver la vida desde la perspectiva que nos ofrecen los medios de comunicación, los cuales adoptan posiciones de oportunidad obviamente sesgadas y no basadas en la realidad. Por tanto no se cuenta con un buen sustento para el criterio individual, menos para el de un pueblo. Esto nos coloca en máxima desventaja en un mundo dominado por la democratización de la información.
Si bien la crisis de nuestra sociedad es un mounstruo de grandes dimensiones, nos esforzamos en ignorarlo, aunque bastaría una mirada de soslayo para identificar varios de los reflejos de la existencia de ese mounstruo.
Cosas graves están sucediendo debido a nuestra indiferencia con la política. La crisis es mucho mas que el corrupto de turno, pues la raíz a las claras es la manera como nosotros enfrentamos las responsabilidades individuales, con los demás y el entorno. De esta indiferencia sistemática sostenida por el pueblo colombiano durante gran parte de su historia, surge el fenómeno de la violencia, primero política, y hoy transmutada en violencia criminal o en el mismo sentido violencia común en el mas puro de los sentidos.

La Parapolítica ha subido al personaje del momento al escaño mas alto del país y sustentado en la muerte atroz de miles de colombianos inocentes pretende vender la idea de un cambio positivo que asegurará el futuro digno para los habitantes de la patria, apoyado y apoyando las mafias mas extremistas del poder político colombiano. El precio pagado es sencillamente la anulación de las libertades básicas, la humillación de la dignidad de nuestras gentes, la muerte en muchos casos. La historia de nuestros países se repite una vez mas, las juntas militares del cono sur y su macabro modo de operación, el régimen irónico del Perú fujimorista…
Como es de lógica la suma de elementos negativos arroja un resultado negativo aunque se nos quiera enmascarar como una gestión loable, seamos objetivos, analíticos. En el tiempo, el resultado será irremediablemente negativo.
La premisa de escoger al menos malo, no puede continuar siendo parte de la mentalidad absurda del colombiano, así como ese absurdo: el fin justifica los medios. Requerimos entonces un líder real que nos impulse a explotar las múltiples potencialidades que nos caracterizan. La opinión cuenta, un voto en blanco cuando no hay mas opciones es un llamado de apoyo y respaldo a los colombianos que tienen las condiciones para dirigir el país, personajes que para tranquilidad de todos, existen y no son pocos, este es el momento en el que se debe hacer un alto y empezar a creer en el fututo, en exigirle al político de turno un compromiso real y contundente con el país. Estamos en el fondo del abismo, si seguimos cayendo la muerte será nuestro destino, pero no como individuos si no como sociedad, un milagro nacido de las conciencias del pueblo es la única esperanza.
Por otro lado , la coyuntura económica que en el teatro internacional se desplaza en una tormenta con paredes de agua increíblemente elevadas, pasará, e inevitablemente Colombia firmará acuerdos comerciales con EEUU, EU, Chile, China y el que se atraviese, es una realidad y una necesidad que no podemos negar, es más, cada día que pasa vamos quedando relegados en el marco de un vecindario abierto al mundo, por ausencia de políticas serias que nos permitan ser competitivos y gestionen sistemáticamente nuestra inclusión en los distintos tratados de libre comercio. La globalización nos proveerá de oportunidades jamás vistas para la explotación comercial que de otra manera sería imposible, y supone un gran riesgo que podrían desembocar en el acabose definitivo de nuestra maltrecha sociedad. Sin embargo las oportunidades que se abren bien valen la pena y nos obligan a analizar las reales dimensiones de dichas entorno.

El TLC son mas que las condiciones absurdas y a todas vistas injustas que promocionan los medios de comunicación, existen oportunidades no “promocionadas” que conjugadas con el genio comercial positivo de los colombianos, resultaría en el despegue real de la economía nacional, la posibilidad de riqueza en un negocio como el de autoría intelectual en campos no necesariamente de alta tecnología, por otro lado el desarrollo comercial de nuestra amplia oferta cultural, capacidad de gestión, aprendizaje y servicio son y deberían ser explotadas como nuestros verdaderos fuertes, por lo que se requieren decisiones políticas que promuevan y respalden desarrollos en estos y otros campos con posibilidad para nuestros pueblos en el entorno de la globalización..
El gobierno ha hecho un esfuerzo en torno a mejorar las condiciones de seguridad del país como un estimulo a la inversión extranjera y lo ha logrado, pero seamos claros, sincerémonos, la seguridad no es un diferenciador que nos haga mas atractivo que nuestros vecinos, nos resta competitividad pero en el momento en que se logré no será definitiva; es cierto que nuestra posición geográfica nos hacen muy llamativos para la inversión, pero no basta, menos cuando la infraestructura interna no nos permite el aprovechamiento efectivo de nuestra privilegiada posición en el mapa. Si no tenemos una política realmente atractiva en cuanto a manejo de la burocracia, impuestos, y una oferta clara de nuestras ventajas descritas, Colombia no logrará beneficiarse de la realidad macroeconómica, y lamentablemente el mundo en este sentido es blanco y negro, o nos sumergimos controladamente en la corriente aprovechado su impulso o sencillamente nos ahogamos en la misma.
La lucha de Colombia entonces no tiene como principal campo de batalla el monte, la lucha del pueblo colombiano es contra si mismo, en campos mucho mas reales y promisorios, la lucha fundamental es una lucha frontal y decidida contra la corrupción.
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1 comentario:

Alfonso Carlos dijo...

Gracias por publicar mi articulo, para el que quiera leer mas http://alfonsitocarlos.spaces.live.com/

Este articulo hace parte de una seccion que llamo "La culpa es de los colombianos" cpmo diría León Bruno